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Los caminos de Cristo en la conciencia humana y en el mundo.
Consejo metodológico .Los siguientes 37 capítulos siguen los pasos de los
Evangelios y el Apocalipsis de Juan. Se recomienda no perder de vista
esta secuencia, sirviéndose, entre otros medios, del Evangelio de Juan
y del Apocalipsis. |
En una lectura bien atenta y meditada del Evangelio de Juan puede apreciarse que su punto de arranque procede de una meditada retrospección del evangelista sobre lo que a él mismo le ha tocado vivir.
En cuanto al Apocalipsis de Juan, por contra, resulta evidente que se ha de remontar a una serie de visiones. No se trata aquí de una reflexiva extrapolación al futuro de experiencias de la vida real. La forma de estas visiones muestra también ―admitiendo que se trate de experiencias que pugnan por aclararse por medio de las propias imágenes interiores, etc.–, que proceden de un plano más elevado al de aquél desde el que pueden forjarse expectativas reales en forma de imágenes; no se puede apreciar una mezcla con lo personal. La fuente está, además, claramente mencionada, si bien, en el caso de este tipo de experiencias, esto no sería de ninguna garantía: „Ésta es la revelación de Jesucristo, a quién se la confió Dios para mostrar a sus siervos lo que está a punto de ocurrir; y se lo hizo saber y se lo envió por medio de su ángel a su siervo Juan...".
Las moderna teología evangélica no se interesa especialmente por este escrito apocalíptico. Con sus objetivos métodos no podría descifrarlo ni real ni fragmentariamente, pues el „método“ con que fue confeccionado y la simbología asociada a él no se pueden derivar de las propias experiencias. En la iglesia católica se han dado algunas interpretaciones sobre el Apocalipsis, pero apenas se las lee; quedan muy lejos de la autocomplacencia de muchas personas e iglesias de nuestro tiempo. Las iglesias libres y las sectas, por el contrario, hacen referencia expresa al Apocalipsis *. De esta visión profética, usando tan sólo su razón, es decir haciendo uso de un método insuficiente, deducen con frecuencia un periodo singular de catástrofes reales; y se ven a sí mismos, en cada caso, como los elegidos o, cuando menos, como los más directamente elegidos. *Apocalipsis proviene del griego y significa revelación, manifestación, y no catástrofe.
En el capítulo sobre el suceso de la Pascua de Pentecostés ya se aludió a la correspondencia entre las obras de Jesús en su ámbito de acción y algunos grandes acontecimientos.
Si, tal y como se sugiere en la „Introducción...“, el Apocalipsis de Juan se redactó también de una manera integral después de los Evangelios, entonces aparece aquí algo inesperado, sin parangón en la literatura:
El Apocalipsis demuestra una secuencia que está en relación con la secuencia de la vida de Jesús. Sin embargo, el discurso está inequívocamente referido a acontecimientos que atañen a la humanidad, a la tierra y al cosmos; incluso una redacción tan profunda, mística, confirma a las claras que no se trata de meras imágenes con que contribuir al despliegue o „instauración“ del individuo, si bien, a la vista de los paralelismos declarados que hay con los Evangelios, puedan también a ayudarle a éste de forma particular. El auténtico marco de la apocalíptica es más bien una conciencia que estira el acontecimiento prototípico en torno a Jesús, de hace dos mil años, a lo largo del curso, también atravesado por etapas prototípicas, de la humanidad y la tierra, sobre el trasfondo del cosmos. Aquí se incluye también el lado universal de Cristo, en lo que respecta a su obra como Hijo del Hombre en la mutación de los edades. Desde esta perspectiva, se podrían extraer, asimismo, algunas conclusiones retrospectivas sobre lo ocurrido a pequeña escala hace aprox. 2000 años.
El Apocalipsis presenta, ciertamente, tal grado de complejidad que no admite comparación con la del relato de los Evangelios. No es, pues, una simple proyección sobre el acontecer del mundo desde lo vivido por Juan en vida de Jesús.
El Apocalipsis describe en su propio „elemento“ un acontecimiento en varias dimensiones, en varios planos del ser. Sólo de forma secundaria pueden encontrarse secuencias cronológicas en su desarrollo. De aquí podemos ya deducir que muchas referencias a acontecimientos históricos, en parte, en el mejor de los casos, pueden ofrecer vagas reminiscencias a lo observado, y en parte pueden resultar manifiestamente engañosas.
Desde otro punto de vista, igualmente aceptable, R. Steiner ve los futuros estados de conciencia contemplados de la humanidad como, parcialmente, anticipables por parte de algunos discípulos espirituales del presente. Consúltese en R. Steiner: „El Apocalipsis de Juan ", Vortragszyklus 1908.
En la línea de Otto Hanish, fundador del movimiento de reforma vital „Mazdaznan", de orientación zoroástrica, Oberdörffer halló correspondencias con procesos fisiológicos como, p. ej., las vías nerviosas en los seres humanos. „El Apocalipsis", Dt. Mazdaznan Bewegung, Gablonzer Str.7, D-76185 Karlsruhe.
Artur Schult, por ejemplo, intentó una interpretación esotérica por capítulos: „El Evangelio de Juan como revelación del Cristo cósmico " y „Génesis y Apocalipsis de Juan ". Son todo éstos, claro está, intentos de aproximación gnoseológica, sobre los cuales habría mucho que decir.
Hagamos aquí, además, una observación sobre las antiguas profecías: sirve de poco mezclar, para su interpretación, el Apocalipsis de Juan con la profecía del Antiguo Testamento. Si bien, en algunos lugares, se emplean parecidas imágenes, las declaraciones de los antiguos profetas deberían ante todo ponerse en relación con los sucesos históricos de la era precristiana y su correspondiente cronología. Se verá entonces cómo estos profetas hablan, casi sin excepción, de sucesos ya entonces ocurridos en la era precristiana o del tiempo de Cristo: p. ej., del cautiverio en Babilonia y del posterior regreso de los judíos, así como de las guerras subsiguientes en su tierra, de una victoria por entonces de los judíos, etc.; también de la llegada del Mesías o Cristo (sobre el Mesías, cfr. el capítulo sobre el Antiguo Testamento). Son muy escasos los lugares en los que, adicionalmente, aparece algo referente a nuestro tiempo o a lo representado en el Apocalipsis de Juan (p. ej., Jesaja 24; 25; 27; 66:15; Daniel 7:9-28).
En el Apocalipsis (5, 6)esto ha sido puesto de relieve por la teología tradicional (cristiana),la visión esencial del cordero inmolado que, sin embargo, se mantiene de pie ante el trono de Dios. Desde un punto de vista eclesiástico, la iglesia se ha considerado como el primer lugar dónde se aplica lo Nuevo. Por lo demás los teólogos han tratado el Apocalipsis en relación a la confianza "al final de los tiempos" (escatológica) en el venidero "Reino" de Dios, especialmente en relación a los sermones de los años en que Jesúspredicaba. Lo que Dios empezó conJesús y quedó inconcluso se sigue desarrollando hasta la perfección; comp. Filipenses 1, 6. Por esto se consideró que un comienzo de un "nuevo cielo y una nueva tierra" (Apocalipsis 21)ya se inició con la crucifixión y la resurrección de Jesús y a esto siguió la noción de un desarrollo continuo. El Apocalipsis habla, en todo caso, de una eclosión que incluso en una interpretación simbólica era de unas dimensiones nunca conocidas. La aparente contradicción entre algo ya realmente existente y una realización posterior se deshará ciertamente cuando aquella conciencia empiece a comprender meditativamentelo que expresa Jesúsal decir que "Viene el tiempo y ya es ahora..." (Juan 4 y 5).Viene esto a decir que algo que es ya real en una dimensión espiritual será manifestado visiblemente después.
Además (inglés): Apocalipsis de Mateo (Mt. 24-25)
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Puede resultar aquí oportuno hacer algunas observaciones generales sobre cómo tomar las profecías, no sólo la del Apocalipsis de Juan, sino también otras, en su mayor parte breves „Apocalipsis“ de la literatura apócrifa del siglo primero, o las modernas visiones apocalípticas de algunos clarividentes, que por lo general presentan un carácter „heterogéneo“; y, sobre éstas, algunas otras „premoniciones“ individuales de diverso tipo. Las etapas prototípicas del Apocalipsis de Juan, como tales, resultarían tan insoslayables como las diferentes fases del desarrollo de un embrión o de un ser vivo, o las fases particulares del desarrollo de un místico, etc.. Queda en manos de los hombres cómo habrán de transcurrir estas etapas, tanto si se aprenderá mucho con diminutos eventos y así se podrá evitar tantos inconvenientes en la realidad, como si habrán de ocurrir grandes catástrofes. Quien examina los acontecimientos reales del mundo, con independencia de los profetas, puede reconocer las mismas pautas, tanto si se contempla el destino del individuo, como el de más amplios contextos.
Las particularidades no prototípicas y, por ende, menos fundamentales de la visiones de futuro son programas espirituales que, a causa de lo ocurrido con anterioridad, llegan a un punto dado en que darían pie en el futuro a determinados acontecimientos, cada vez más estrechamente definidos en naturaleza, espacio y tiempo. Si, debido al esfuerzo humano, cambian los programas espirituales causales, ya en el individuo, ya en el colectivo humano, entonces cambian también las particularidades en el futuro, en la medida en que éstas exceden las necesidades del prototipo. De aquí que las visiones cambien con el curso del tiempo. Esto sucede, especialmente, con las visiones de aquellos que las han contemplando desde un plano más estrecho del de Juan; en ciertos casos, sus visiones pueden quedan anticuadas en muy poco tiempo. Sin embargo, debido a la indolencia humana, el margen de maniobra de la humanidad es limitado.
Los clarividentes pueden, o bien percibir vagos impulsos, y, en algunos casos, son éstos de lo más correcto, o bien ver posibilidades más claras en forma simbólica, o exactos acontecimientos físicos, cuyas particularidades, sin embargo, al quedar, a veces, determinadas sólo en muy poca medida, las aporta el inconsciente; ora de meras proyecciones de vivencias del pasado en el futuro, ora de otras equívocas percepciones, ora de otras interpretaciones por completo falsas concebidas algunas vez.
Otras contradicciones en tales „percepciones de futuro“ reflejan claramente nítidos escenarios de futuro, en parte contradictorios (*v. en la referencia al cierre del capítulo sobre „las últimas 7 plagas“ en la página en internet). En el plano psíquico de la humanidad, son éstas „posibilidades reales aún por determinar“ a las que se la han dado diferentes interpretaciones humanas. Consciente o inconscientemente, cada hombre toma parte en este progresivo proceso de decisión del futuro.
Por un lado, la Tierra es un organismo consciente y libre, y la forma en que Dios obrará con esta parte de su ser, de su creación, no puede indicárselo nadie. Por otro lado, el hombre, por su parte, es también libre para optar por mejores formas de desenlace, del mismo modo a como sus células -podría pensarse- gobiernan también en gran medida su propia y variable conducta; la conciencia humana no puede dictar esta variabilidad, pero sí puede influir mucho sobre ella por medio de pensamientos positivos.
Así pues, por medio de pensamientos transformadores y oraciones, de amor y confianza en Dios, de acciones redentores y Gracia, se puede obrar y se ha obrado mucho más de lo que estarían dispuestas a pensar las actitudes fatalistas.
Tanto la percepción de algunos místicos, por la que en el plano más elevado, más allá del espacio y el tiempo, está todo dispuesto, como esa percepción terrenal, la de la pugna por las decisiones correctas, etc., son ambas, independientemente una de otra, acertadas. Confrontarlas a ambas desde una perspectiva filosófica no se corresponde con el carácter por completo diferente de estos dos planos y vicia sin remedio cualquier conclusión.
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En el primer capítulo del Apocalipsis describe Juan la primera visión de Cristo tras su ascensión al cielo: „Me volví", o, más claramente en el cap. 4, „Sube aquí...", „y de pronto fui en espíritu" significan que no es Cristo aquí quien „desciende“ hasta Juan, sino que Juan, por el momento, consciente, puede „ascender“ al plano desde el que se le hablará. Esto es relevante y nada simbólico. „El primero y el último y el que vive", que „estaba muerto", „...y que tiene las llaves del abismo y de la muerte", el Cristo hecho uno con Dios le habla. Nombra así el tema general y muy variado que atraviesa, como un hilo rojo, el Apocalipsis: la penetración de los diferentes planos de la vida rezagados o, mejor dicho, ahora „tenebrosos“, por parte no de cualquier luz, sino de la „verdadera luz“, en el sentido del Evangelio de Juan, por parte de Cristo. Al comienzo, en el contexto de la ahora repetida profecía de una vuelta de Cristo, todo se sitúa „en las nubes“.
Cristo se muestra representativamente en su calidad de centro de las „siete
comunidades de Asia“, luminoso y como portador de discernimiento.
"Vestido con una túnica que llegaba
hasta los pies" (es decir, su espíritu lo atraviesa todo, también la
voluntad que viene a expresarse en los pies); "ceñida al pecho portaba una
correa de oro" (el amor del corazón está también ligado a la
sabiduría). "Su cabeza y sus cabellos eran blancos..." (con esta
conexión con el amor la cabeza vuelve a aparecer radiante); "y sus ojos,
como llamas de fuego" (sus ojos 'iluminan' el mundo); "sus piernas
brillaban como mena de oro"(sus pasos tienen también un efecto purificador
hacia afuera); "y su voz era como estruendo de aguas caudalosas"
(también en su voz se agita el espíritu). "En su derecha llevaba siete
estrellas" (arrastra tras de sí todas las fuerzas, todos los caracteres,
con la derecha, que simboliza el futuro, éstas le siguen); "y de su boca
salía una espada afilada de dos filos" (trae la verdadera fuerza del
discernimiento y de la diferenciación).
Esta visión aparece como analogía de aquella visión de Juan el Bautista al
principio del Evangelio de Juan, con el bautismo del verdadero espíritu; las
siete comunidades se corresponden con la llamada a los discípulos; p. ej., a
partir de Jn. 1, Mt. 4, 18-22.
Las „siete comunidades“, las siete iglesias, Ap. 2-3, existían en realidad. Encarnaban diferentes problemas, cualidades y posibilidades que Cristo manda escribir sin miramientos a los „ángeles“ de estas comunidades. „Ángel" parece referirse aquí a los líderes terrenales de estas siete comunidades, las cartas no son un algo metafísico. Junto a esto, de aquí ha de deducirse, con seguridad, que cada una de estas iglesias es realmente atendida por un ángel. El concepto ángel puede, sin embargo, referirse también a que las comunidades cristianas de las siete ciudades se toman, igualmente, como representantes de aquellas fuerzas que encarnan y que se expresan también de otras formas.
Por lo tanto, podría verse algún rastro de verdad cuando corrientes de tipo rosicruciano, teosóficas o antroposóficas, sin lograr probarlo, deducen de aquí que estas comunidades representan culturas. Éstas se describen como sucediéndose la una a la otra. La actual transformación de la cultura occidental hacia una cultura más apacible que ya despunta por el horizonte se identifica con un cambio, ya de la quinta a la sexta comunidad, ya con un cambio de la sexta a la séptima. A veces se trata de poner esto en relación con las interpretaciones sobre una venidera „Era de Acuario“ que, según diferentes corrientes astrológicas y de la New Age, comienza entre aprox. 1961 y aprox. 2000, o también 2242 o, según R. Steiner, será tan sólo efectiva a partir de aprox.
3.500. Se asumen, con todo, márgenes de tiempo de 300-400 años. Aunque hay realidades fundadas que avalan estos ciclos cósmicos, aquí pasaremos por alto algunas.Por su carácter, el Apocalipsis no se refiere al cíclico suceso del „eterno retorno de los mismos 12 signos del zodiaco“. Sería más adecuado pensar en la imagen de una espiral en la que todo se desarrolla en un plano cada vez más elevado. Los muy fundamentales „saltos cuánticos“ del devenir de la humanidad y del mundo en el Apocalipsis no pueden verse, sin embargo, sólo sobre la base de un movimiento circular, de la precesión de los ejes de la Tierra y acontecimientos concomitantes. Si, p. ej., se considera la historia cronológica, entonces tienen lugar desarrollos cada vez más rápidos. Aquí puede palparse la implicación de algo superior. Establecidos los ciclos, se debería asumir, para los cambios del Apocalipsis, un ciclo adicional y mayor. Pero también puede tratarse de aquellas influencias de las que habla el Apocalipsis.
Si se consideran con atención, al modo de H. J. Andersen y otros, las investigaciones, rara vez consideradas en serio, sobre los cambios en tiempos protohistóricos, los calendarios, los hallazgos arqueológicos, los registros escritos y las leyendas, se aprecia que la mecánica celeste y, por ende, los ritmos de las edades no permanecen constantes. Está claro que influencias revolucionarias pueden invalidarlos o alterarlos. Los ciclos cronológicos tendrían entonces una importancia mucho más limitada que en las cinco primeras „comunidades“: entre éstas habría que contar, en el contexto teosófico, etc. las culturas de India, Persia, Egipto & Caldea, Grecia & Roma, etc., y la actual cultura occidental.
Ampliación: La
"exclusión del Apocalipsis" (tomado de la "Obra del Arcángel
Rafael" de Helene Möller - 1884-1969 -, Radona-Verlag, Am Buchstein 14/15,
D-61250 Usingen - alemán/
inglés) relaciona las
"7 comunidades" a fases de desarrollo de la Iglesia, algo más bien
independiente de los ciclos cósmicos:
1. 33- 333 d. C.: luchas sobre el recto
cumplimiento de las enseñanzas de Jesús... .
2. 333- 633 d. C.: problemas y fidelidad de la primera
Iglesia... .
3. 633- 933 d. C.: ilustración mediante los escritos...
.
4. 933- 1233 d. C.: peligros a causa de la "vanidad,
fastuosidad, codicia, sensualidad" en la Iglesia.
(Observación: durante este tiempo se produjeron también convulsiones bélicas
e inquisitoriales en la Iglesia.)
5. 1233- 1533 d. C.: "impureza y egoísmo en la Iglesia", seguidos de
masivos "abandonos de la Iglesia".
(En el posterior transcurso del libro en cuestión, sin embargo, se describe a
la Iglesia católica y a la evangélica como "los dos testigos"
conforme a Jn. Ap. 11 , es decir, se les reconoce como socios
correspondientes).
6. 1533- 1833 d. C.: cristianismo trivializado.
(Observación: en este tiempo surge también el racionalismo y la rancia y
mecánica ciencia natural.)
7. 1833- 2000 d. C.: indiferencia de muchos hacia las iglesias y hacia Dios.
(Se pasa entonces en el libro mencionado a la profunda transformación con el
inmediato retorno de Cristo, descrita en el resto del Apocalipsis de Juan. Esto
se interpretó como un suceso gracioso iluminado desde diversos lados. Sin
embargo predomina aquí aquel antiguo escenario con grandes guerras de los
impíos; si bien a éste se le contrapone ya el hecho de que "la oración
del pueblo hacia Dios" puede cambiar esto; y, especialmente, que los
verdaderos creyentes se hallan "conectados" a Dios y a su inspiración
y que pueden ser elevados cerca de él.)
(La mención de libros ajenos no presupone
automáticamente el respaldo de „Caminos de Cristo" a todos los
contenidos de éstos.)
En relación con los subsiguientes pasos del Apocalipsis, las „comunidades“ representan, en cualquier caso, un plano que sólo podría aprehenderse con las fuerzas de la conciencia de la vida real.
Las "7 comunidades" y las actuales iglesias.
(en la página alemana e inglesa, con otros extractos del Apocalipsis de Juan 1
- 3).
a.) Las 7 primitivas iglesias de Asia Menor.
iglesia primitiva |
Cristo habla como: |
Reconocimiento |
Exhortación |
Meta para aquellos que se superan |
---|---|---|---|---|
en Éfeso |
"aquel que tiene en su mano derecha las siete estrellas y pasea en medio de los siete candelabros" |
Trabajos, fatiga, paciencia, no soportar los males, "os desagradan los nicolaítas tanto como a mi me desagradan "****, reconocer a los falsos apóstoles, paciencia, soportar por Cristo las penalidades, no cansarse. |
ha perdido el primer amor; debe hacer penitencia y volver a las primeras obras; de otro modo, el candelabro será arrancado de su puesto |
"...a aquél le daré a probar del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios." |
en Esmirna |
"el primero y el último, el que estaba muerto y ha resucitado" |
Aflicción, pobreza, "y, sin embargo, eres rico", "la calumnia de aquellos que se dicen judíos y, sin embargo, son la sinagoga de Satán" |
"No temas lo que habrás de soportar! Mira, el diablo os va a meter en la cárcel a algunos de vosotros para poneros así a prueba, y vuestra tribulación durará diez días". |
"Permaneced fieles hasta la muerte, entonces os daré la corona de la vida. El que venza no padecerá por la segunda muerte." |
en Pérgamo |
"aquél que tiene la cortante espada de dos filos" |
"te mantienes fiel a mi nombre y no has renegado de la fe en mí, ni siquiera en los días en los que fue muerto mi fiel testigo, Antipas" |
entre vosotros hay seguidores de Balaán: culto idolátrico a Balac con lujuria (en el Templo); algunos nicolaítas. "Haz penitencia; si no, iré hacia ti en seguida y lucharé contra ellos con la espada de mi boca". |
"Al vencedor le daré a comer del escondido maná y le daré una piedra blanca; y en la piedra hay un nuevo nombre escrito que nadie conoce salvo quien lo recibe." |
en Tiatira |
"el Hijo de Dios, que tiene ojos como llamas de fuego y pies como el bronce“ |
Conozco tus obras y tu amor y tu fe, tu entrega y tu paciencia, y sé que mejoras con el tiempo. |
tolera a la falsa profetisa Jezabel: sacrificios a los ídolos con prostitución del templo. Amenaza: gran tribulación, sus hijos morirán; todos reciben según sus obras. A los demás: no llevaréis ninguna carga, "con todo, lo que tenéis, conservadlo hasta que yo venga". |
"Al vencedor, ... le daré autoridad sobre los paganos (/naciones), y los pastoreará con vara de hierro y los quebrará como a las vasijas de un alfarero", "... y le daré la estrella de la mañana. |
en Sardes |
"aquél que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas" |
"Conozco tus obras". Algunos que no han manchado sus vestidos. |
"Dice tu nombre que estás vivo, pero estás muerto. Vigila y refuerza aquello que estaba a punto de morir"; obras insuficientes. Atente a lo que se recibió y se escuchó, haz penitencia. En otro caso, vendré como el ladrón...". |
"El vencedor vestirá de blanco y no borraré su nombre del libro de la vida, y defenderé su nombre ante el Padre y ante sus ángeles". |
en Filadelfia |
"el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir" |
Obras; tiene poco poder y ha guardado su palabra y no ha renegado de su nombre. "Puesto que has guardado mi palabra que hablaba de perseverancia, quiero ahora yo también guardarte a ti ante la hora de la prueba que se avecina sobre el mundo entero..." |
"enviaré a algunos de la sinagoga de Satán, de ésos que dicen que son judíos y no lo son..."; deben "postrarse a vuestros pies y reconoced que os he declarado mi amor"... "Conserva lo que ya tienes, que nadie de arrebate la corona!" |
"...a ése lo haré columna del templo de mi Dios y nunca saldrá de allí, y sobre él grabaré el nombre de mi Dios, y el nombre de la nueva Jerusalén, la ciudad de mi Dios, que de mi Dios desciende del cielo, y mi nombre nuevo." |
en Laodicea |
"el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios" |
("Conozco tus obras "; pero aquí sin clara y positiva confirmación) |
"...Porque tú sólo eres tibio ***** , ni caliente ni frío, te escupiré de mi boca ". "...No sabes que eres miserable, y penoso, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres del oro que se acrisola en el fuego...", "y blancos vestidos...", "y colirio para tus ojos...". "A los que amo los reprendo y castigo. Sé solícito y haz penitencia!" |
"Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, tal y como yo he vencido y me he sentado en el trono junto a mi Padre." |
****
una traducción más usual "odiáis" & "odio" (¡Cristo no odia a nadie!); v. en la Carta a los efesios de Pablo 4-6; *****"tibio" no significa una distintiva tercera postura, sino la ausencia de una clara postura.
b.) Las iglesias hoy existentes.
Estas siete primitivas comunidades / iglesias existieron en realidad. En el texto principal de Christuswege.net se hace referencia a un significado más general que concierne a grupos humanos / culturas. Con todo, es, asimismo, posible investigar también si algunos rasgos emparentados con los de las „siete comunidades“ vuelven a darse en las iglesias actuales o en las corrientes internas y movimientos cristianos. A fin de no caer en una precipitada identificación o esquematización, no se mencionan aquí hallazgos en este sentido; en lugar de eso, a continuación se bosquejan los diversos aspectos de las actuales iglesias, de forma que cada cual pueda forjar su propia opinión. Subráyese que no se trata aquí de juzgar a ninguna iglesia: tal cosa sólo la puede hacer Cristo mismo. Antes al contrario, en la medida en que se vaya perfilando la correspondencia con patrones fundamentales, como los „siete tonos“, etc., el sentido oculto de la „unidad en la diversidad“ de la Ecumene podría saltar a la vista.
iglesias actuales */ corrientes |
Virtudes |
lo que los interesados deben allí aceptar, en principio, como está |
---|---|---|
Iglesia sirio-ortodoxa & algunos seguidores del antiguo cristianismo celta; iglesia armenia; iglesia egipcio-copta y etíope; Iglesias greco- ruso-serboortodoxas; (& ramas extintas del cristianismo de Ario) "La iglesia de Tomás" en la India; iglesias nepalíes;... |
A menudo, profunda fe, a veces severo esfuerzo espiritual en los
monjes, etc., perseverancia, coherencia. |
En su mayor parte, bello pero también rígido rito tradicional, p.
ej., 3 horas de pie (excepto, p. ej., la Iglesia de Tomás). Limitada
capacidad de adaptación a la heterogénea búsqueda de los individuos
modernos, p. ej., los jóvenes, sobre todo, de procedencia ateísta que,
por ello, se apartan de la iglesia y tienden a pensar mucho más
profanamente. |
Iglesias libres, evangélicas, también pentecostales, cuáqueros Otras comunidades que, a veces, con escasa fundamentación, han sido calificadas de „sectas“"**: adventistas, iglesias neoapostólicas, mormones, etc. |
Simplicidad y ausencia de componendas en lo que concierne a su propio
credo y moral. Esta sencilla relación con Jesús proporciona a los más
cualificados para ella una acceso directo a su poder: intensas
experiencias de fe, como extraordinarias concesiones de los ruegos en
oración, curaciones por la fe, etc.; |
Más allá del notable fortalecimiento de la fe, no se ven métodos
directos de preparación para las experiencias espirituales o de fe. Por
lo general, hay poco silencio o están ausentes métodos de relajación
como la meditación cristiana (lo que les ocurre también a otras
iglesias). |
La mayoría de las iglesias protestantes / evangélicas & iglesias abiertas progresivas, etc. |
P. ej., el hincapié luterano por regresar a la Biblia como fuente de
la fe. |
El estudio teologal histórico-crítico, por desgracia, se impone con
frecuencia a la fe en muchos casos, y en los seminarios teológicos se
enseña cómo éste ha de serle instruido a los feligreses. |
Catolicismo de izquierdas, teología feminista, teologías de la liberación en el tercer mundo |
Muy próximas a la vida de los hombres, profunda concienciación y motivación cristiana frente a los derechos humanos sociales, etc. En relación con esto, también preocupación por los asuntos propios de la iglesia. Preocupación por hallar el adecuado papel humano y espiritual para la mujer. Desde algún tiempo atrás, apertura mínima a las vías de experiencia mística. ... |
Fe, en algunos casos, superficial. A veces se limita a medidas de tipo
social de psicología profunda (que valen para todos, también para los
humanistas). |
Tradición de la Iglesia católica & estrictas corrientes católicas, p. ej., en torno a la profecía mariana y la mística |
Preservación de todo aquello que, en torno a la fe y al rito, esta
iglesia ha recibido. En la adoración a María, entre otras tradiciones,
elementos ausentes en algunas otras iglesias. |
Se presta mucha atención a los dogmas y a la capacidad de la
dirección de la iglesia para imponerse tanto hacia el exterior como en el
interior, y no tanto a la interiorización y a las enseñanzas
comprensivas para con el individuo autónomo de hoy. En el terreno moral,
sólo parece haber mandamientos y prohibiciones. Escasa atención a los
lenguajes que las iglesias deben encontrar en este tiempo para poder
transmitir, de forma viva, el bien de la fe a los diferentes
hombres. La función de freno moral no llega a ser una
transformación y una renovación reales. |
Comunidad cristiana y cristología de Rudolf Steiner; y rosicrucianos cristianos; Comunidades menores como los movimientos neoapocalípticos ****; otras corrientes, p. ej., las que parten de las enseñanzas del prof. J. Hurtak. |
Estas aproximaciones a Cristo están emparentadas con las múltiples variantes de un cristianismo místico *** (despreciado y, a veces, corrompido por la persecución), p. ej., a través del Evangelio de Juan, y que no hay que confundir con el „gnosticismo“(cuyos errores provocaron fenómenos susceptibles de mejora en las iglesias actuales).Múltiples vías de instrucción para abrirse al camino hacia Dios. En el caso de Hurtak, p. ej., ejercicios con el bíblico „nombre de Dios“. |
En la antroposofía, p. ej., con frecuencia, sólo se emprende una „labor
en el sentido de Cristo“ , en lugar de comprenderlo también
directamente en oración, etc. (las comunidades de cristianos inspirados
también por R. Steiner no pertenecen directamente a la antroposofía). |
Algunos de los círculos organizativamente difusos en los márgenes del cristianismo, p. ej., con acercamiento a los grupos New Age |
Cierta contribución en favor de un tiempo nuevo que supere la imperfección de las actuales sociedades materialistas y, en este sentido, emparentados con los anuncios del Apocalipsis. Se centran en las propias cualidades y experiencias, en lugar de ir culpando a otros. Partidarios de un diálogo entre las muy numerosas tendencias. ... |
No existe siempre una clara diferenciación entre Cristo y los
supuestos Cristos, tales como la „conciencia de Cristo“ de algunas
corrientes. |
* Sería también posible examinar el parentesco de cada una
de las iglesias con cada uno de los apóstoles originarios. Diferentes personas
encuentran en las diferentes iglesias aquello que les hace avanzar un
poco.
c.) Propuestas de solución de los conflictos entre las iglesias de la Ecumene.
El completo potencial del cristianismo sólo se hace palpable cuando se considera la multiplicidad ecuménica de las iglesias. Quien sólo estima cristiano los escasos denominadores comunes de cada una de las grandes iglesias está negando con ello a los hombres y a las iglesias el estímulo que precisarían para avanzar hacia la necesaria renovación, en el sentido de la primitiva iglesia, de un cristianismo superficial. Es preciso que los cristianos aprendan los unos de los otros. Entre tanto, pueden todos conservar su propia identidad. Una decidida conciencia de común pertenencia en el seno de la multiplicidad de las iglesias no significa que se deba aspirar a un cristianismo unitario. Cristo mismo de ningún modo ha dicho esto en las cartas que dirige a las siete iglesias de Asia; era consciente de que hay diferentes clases de personas. Ni siquiera el anuncio hecho en otro pasaje sobre un tiempo en el que sólo habrá un pastor y un único rebaño quiere decir que este rebaño habrá perdido ya toda diversidad. El más alto „pastor“ es, en última instancia, Cristo. También es el único que podría proporcionar, en la forma debida, una reunificación directa de la iglesias. ¿A quién si no le corresponde esto? Sin embargo, se pueden emprender medidas en este sentido. A continuación, se abordarán aquellos puntos que los líderes de las grandes iglesias perciben actualmente como los mayores obstáculos en esta discusión. (La mayor parte de los creyentes de una u otra iglesia no tienen interés alguno en preservar estos „obstáculos“).
0. En el Concilio Vaticano II se dio una cierta apertura hacia la Ecumene: la iglesia católica reconocía que elementos como la palabra de Dios, la gracia viva, la esperanza, el amor y los dones del Espíritu Santo –elementos invisibles y visibles— también se daban fuera de la iglesia católica; de forma que, también allí podía tener lugar una 'consagración' y una redención. Sin embargo, se seguía describiendo a la iglesia católica como la única iglesia verdadera.
1. La iglesia católica no reconoce a los protestantes la ininterrumpida "sucesión
apostólica", por imposición de manos, desde los primeros apóstoles,
junto con la consagración de obispos y sacerdotes a ella aparejada. De aquí
que no se trate de dos iglesias hermanas en sentido pleno. Ahora bien, algunas
iglesias evangélicas surgieron, alentadas por los correspondientes soberanos,
mediante la conversión de una parte de los creyentes, proceso al que también
debieron sumarse sacerdotes católicos consagrados. Estos, por su parte, tomaron
parte en la designación de otros pastores en las correspondientes ceremonias
litúrgicas. La imposición de manos con fines diversos (curación,
bendición,...) está ampliamente documentada en la Biblia. Si estuviera ésta
pensada sólo en el sentido en que pretende el catolicismo –algo no prescrito
expresamente en la Biblia-, de forma que debiera garantizar una cadena
ininterrumpida hasta hoy, entonces siempre cabe la posibilidad de que las
iglesias evangélicas reinstauren la imposición de manos, algo que, en este
sentido, no iría en contra su dignidad; y, además, hallarían así en sus
propias filas o fuera a alguien que forme parte de esta „cadena ininterrumpida“:
algo que, según como se tome, bien podría animar la propia autoestima de las
iglesias evangélicas.
También sería posible admitir, los unos y los otros, que la relación con el
Santo Espíritu de Cristo, que de otra forma se concede mediante imposición de
manos, también puede concederse directamente por la oración. (Incluso cada
creyente podría hacerlo. De aquí que haya personas especialmente dotadas para
la curación cristiana mediante imposición de manos, sin haber recibido nunca
una consagración eclesiástica; a veces más dotados que la mayoría de los
consagrados). Se deduce de aquí que un pastor, en el sentido clásico, podría
administrar este Santo Espíritu mediante imposición de manos. Esta variante,
por otra parte, resultaría probablemente extraña al propio concepto que de sí
tiene la iglesia católica. (Pero la iglesia evangélica tampoco la ha
practicado; de este modo, a nadie se le concede ventaja.)
Tomada en sentido estricto, la iglesia católica podría asumirla como
posibilidad, aunque pudiera sostener, en sentido restrictivo, que no sería ya
controlable por medios normales si de esta forma el Espíritu Santo obra de un
modo igualmente válido. Para ello, habría tenido, sin embargo, personas
disponibles en todo momento que le habrían podido decir cuán válido o
inválido parecía el resultado (p. ej., personas como el Padre Pío, etc.). Se
añade, además, que hay una probable limitación de la consagración católica
tal y como se ha venido practicando. ¿Qué sucede con alguien que, consagrado
de esta manera, haya probablemente corrompido, por una grave falta, la
administración del Espíritu Santo? ¿Estaría aún habilitado para seguir
administrándolo? Son éstas cuestiones a las que no se puede dar una respuesta
verdaderamente adecuada sin los debidos exámenes o sin personas como el Padre
Pío.
2. La cuestión del papel del primado de Pedro, es decir, del Papa, para las otras iglesias, guarda, para la iglesia católica, relación con su concepto de una evidente y completa unidad de las iglesias bajo su guía. Jesús le encargó a Pedro que "apacentara" sus "corderos" y "ovejas" (Jn., 21). Pero Jesús no asigna de este modo los otros discípulos y sus círculos de seguidores a Pedro, sino los cristianos del momento en toda su extensión: p. ej., las antiguas "7 iglesias de Asia" (v. supra) estaban asistidas por Juan, no por Pedro; muchas comunidades estaban asistidas por Pablo, etc.. Surge así la cuestión de qué podría significar, en las presentes circunstancias, aquel "apacentar" por parte de un sucesor de Pedro. Representantes de las iglesias ortodoxas manifestaron hace unos años que estarían de acuerdo con un „primado honorífico“ del Papa, sin poder ejecutivo directo sobre las otras iglesias, tal y como, en la primitiva iglesia, el obispo de Roma era generalmente reconocido como el primero entre iguales. Incluso algunos teólogos protestantes se han sumado a esta reflexión. El Vaticano no se pronunció entonces al respecto. Sin embargo, algo más tarde, el Papa expresó por su parte que las otras iglesias deberían reflexionar, en relación con la unidad de las iglesias, sobre el papel que debería tener, en su opinión, el papado. A nadie puede perjudicar este ejercicio de reflexión. Si las iglesias estuvieran unidas, podrían con seguridad elegir una cabeza común.
3. Las iglesias protestantes echan de menos, en la iglesia católica, la
autorización de la ordenación sacerdotal de las mujeres. Sin embargo,
también las iglesias ortodoxas y algunos sectores de las iglesias anglicana y
protestante tienen en algunos países ciertas dificultades con la cuestión. Por
otro lado, existe dentro de la iglesia católica la „petición popular ´Somos
Iglesia`“ que, entre otras, ha elevado también esta demanda. Pese a la
importancia que esta cuestión tiene, no se comprende por qué debe hallársele
una solución específica en relación con el camino hacia la unidad de las
iglesias. Se trata, de hecho, de una petición que cada una de las propias
iglesias debe resolver por sí misma de una forma acorde con su propia
conciencia. En primer lugar, el Vaticano sencillamente no debería rechazar que
las iglesias evangélicas prosigan con la ordenación de las mujeres en el modo
actual, ni siquiera cuando la política de acercamiento marche hacia delante. La
práctica divergente, sencillamente, debería ser un reto positivo sobre el que
trabajar en cada una de las iglesias.
En primer lugar, en la Biblia (en Pablo) tan sólo se apunta una función
tradicional parcialmente diferente en lo que respecta a hombres y mujeres de la
comunidad. Que en ella las mujeres, en general ,debieran tener menos derechos
era algo que no se planteaba en aquel tiempo, sabiendo y viendo el círculo de
los discípulos cuán importante había sido el papel, p. ej., de María y otras
mujeres en los sucesos de la Pascua de Pentecostés. "Calle la mujer en la
comunidad" debía tener, por tanto, un sentido diferente al que luego se le
atribuyó y tiene poca relación con las cuestiones actuales aquí planteadas.
Como resulta dudoso, sin embargo, que haya acuerdo unánime sobre cómo debe
interpretarse, tan sólo queda el argumento de la inoportunidad de hacer de esta
cuestión, en el momento presente, un asunto decisivo de los esfuerzos en pro de
la unidad de las iglesias. Puede sentirse igualmente desilusionado quien crea
que puede hacer avanzar la ordenación de la mujer entremezclando esta cuestión
con la discusión en torno a la unidad. Es mejor tratar los dos temas por
separado. A medida que se avance hacia la unidad de las iglesias, se verá,
cuánto se mueve cada una de ellas.
4. La adoración a María de la iglesia católica o de la iglesia ortodoxa no se da en esta forma, sin embargo, en las iglesias protestantes; pero bien se ve que este asunto no se percibe como un punto central de controversia en el camino hacia una mayor unidad. El Concilio Vaticano II también admitió que puede haber diferencias en la liturgia, reflejo de la actitud espiritual de los creyentes, incluso algunas que pueden resultar mutuamente enriquecedoras. Tenemos constancia de algunos intentos particulares por parte de algunas iglesias evangélicas durante los años 50 y 60 que reintrodujeron la adoración a María de una forma apropiada.
5. Por un lado, se comprende que el derecho canónico (CIC), cuyas tempranas formas fueron motivo de toda clase de abusos, sea, para todos, un tema espinoso. Pero el papel del derecho canónico tradicional en la iglesia católica, no prescrito bíblicamente, no debería ser una cuestión que bloquease los esfuerzos de las iglesias en pro de una unidad más sólida, tal y como ha dicho la EKD (iglesia evangélica de Alemania). En primer lugar, esto sólo concierne a una iglesia. Cada iglesia puede tener sus propios estatutos y, con ello, también su propio derecho canónico, como quiera que éste sea; es más, debe incluso hacerlo en cierta medida, en tanto en cuanto exista, ya como unidad propia, comoquiera que sea su status, o como sección de la unidad. Dado que nadie exige que sus reglas sean asumidas por todos sin reparos, la modificación de estas normas de carácter interno es, asimismo, competencia de cada una de las iglesias. Y sólo si alguien plantea tal discusión sobre una asunción de esta clase, para la iglesia católica estaría entonces claro que esto presupondría un nuevo concilio universal que confeccione o promueva un nuevo derecho canónico universal (tal y como ella misma, en 1983, adaptó a la nueva teología del pueblo de Dios su Concilio Vaticano Segundo de 1962). Resulta, entonces, impropio presentar este tema como un obstáculo para lograr la unidad.
6. Otro punto de desencuentro, la cuestión sobre la justificación del hombre ante Dios, si a través de sus obras o a través de la acción redentora de Jesucristo, puede considerarse suficientemente aclarada con la ya, al cabo, lograda toma de posición conjunta de las iglesias evangélica y católica.
Sería, por tanto, perfectamente posible, que las iglesias se aproximaran en el sentido de la Ecumene, en lugar de seguir atormentando a Cristo con sus escisiones.*) Lo que, con independencia de ello, sí puede, sin embargo, respirarse hoy día es aquella "iglesia universal" en el espíritu de Jesucristo, que está formada por aquéllos que siguen a Cristo a su manera y procuran "realizar la voluntad del Padre", sin importar a qué iglesia pertenezcan; habiendo incluso entre ellos algunos que no son miembros de ninguna iglesia o comunidad religiosa, o que no hacen gala constantemente del concepto cristianismo. En torno a este punto, en relación al tema de las iglesias, gira la página web "Caminos de Cristo". A pesar de esta experiencia, los esfuerzos que, en pos de una unidad visible, aún no han culminado, no son ya una contradicción. Ésta debe ser, sin embargo, deseada desde dentro; una mera firma sobre papel no la proporcionará.
*) (v. Sobre el bautismo en
el Jordán por Juan el Bautistala: nota a pie de página).
A este respecto, iglesias como la católica, deberían estar abiertas a los
mensajes de Cristo en este sentido de la cristiana ortodoxa Vassula Ryden,
"La verdadera vida en Dios", tomo 1. La iglesia católica valora tales
escritos como "revelaciones privadas" (la inspiración),
no pone objeciones a su divulgación, las analiza de forma crítica y se reserva
para otro momento un juicio definitivo. A menudo, sin embargo, el contenido
excede al de unas inspiraciones que tan sólo importaran a la vida personal del
implicado. (Esta página web aporta documentos literarios sólo como consejos
adicionales de los que nuestras interpretaciones no dependen).
¿Por qué preciso de un iglesia o de una comunidad?
Por un lado, es posible hallar una unión íntima con Jesucristo y con Dios totalmente individual. Este es el asunto. Dios, de forma directa, puede incluso llevarlo hacia los necesarios estímulos externos, siempre y cuando esté atento a estas sutiles señales.
Sin embargo, hay otro nivel de esta unión que sólo se desarrolla en comunidad con otros: "Allí donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos“ (Mateo, 18,19-20). Esto, ante todo, significa, sencillamente, lo que literalmente dice. Menos fácil de experimentar, pero básicamente posible, esto también puede darse cuando, en la distancia, las personas, p. ej., coinciden en un tiempo determinado. Un místico podría experimentar una unión de este tipo incluso sin estar con otros. Para la mayoría, sin embargo, tal posibilidad sería algo inalcanzable. En general, el hombre no ha nacido para ermitaño.
Esta forma de comunidad en oración puede, p. ej., expresarse en una reunión regular en una casa. Puede vivirse, también, en una comunidad eclesiástica, o en cualquier otra comunidad de fe de diseño particular. Pues, aunque cada una de las iglesias trate de exagerar la importancia, para los creyentes, de sus propias tradiciones, el sentido de la reunión no cambia por ello.
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Las subsiguiente visión describe, en primer lugar, la adoración de Dios por los „24 ancianos“, los „siete espíritus ante el trono de Dios“ y las „cuatro figuras“, mediante las que se expresan diferentes cualidades originarias y la creación. Luego, se describe cómo sólo el „cordero“ –con los atributos de Cristo- pudo abrir el libro con los siete sellos, Ap. 4 - 8, 1. Esta visión transcurre en el „cielo“, en tanto que divino lugar. El significado de los sellos se describe, en primer lugar, en un plano cuyas fuerzas están caracterizadas mediante símbolos – los cuatro caballos de distintos colores, o los jinetes. De sucesos en este plano, comparables a los de un figurativo plano onírico, se deducen sólo efectos indirectos sobre los acontecimientos terrenales.
A pesar del carácter de estos pasajes, orientado, en general y primariamente, al despliegue de ese plano psíquico, se lee también al principio „te mostraré, qué ha de ocurrir después de esto“, es decir, después de las siete comunidades. R. Steiner y Arthur Schult trataron, en consecuencia, de señalar a otras siete „culturas del sello“ sobre la tierra, que guardaran relación con aquella purificación del plano de conciencia aludido. El „libro de la verdadera vida“, aparecido en México y de inspiración cristiana, ve en los siete sellos la historia entera, desde los tiempos de „Caín y Abel“ hasta el tiempo venidero en que todo habrá de completarse.
En cualquier caso, este texto no permite una clara identificación con la tierra física del presente. De interpretarse en esta dirección, a la usanza de algunas iglesias libres, entonces se podrían entrever, en los primeros cuatro sellos, algunas débiles reminiscencias de las dos guerras mundiales, al subsiguiente equilibrio del terror entre el este y el oeste, así como al hambre y a las epidemias; eventualmente, podrían sucederse persecuciones religiosas y catástrofes de origen cósmico: meteoritos, terremotos, en algunos casos, inversión o variación de los polos; véase, en cualquier caso, el capítulo „Las últimas siete plagas".
Ya algunas escenas, p. ej., aquéllas del Evangelio de Juan, 2 (la de las bodas de Caná y la de la expulsión del templo de los mercaderes y cambistas por parte de Jesús,–v. nuestro capítulo al respecto-) recuerdan, en su carácter, en un caso fundacional de la comunidad, y agresivo en el otro, a estos pasajes.
Del mismo modo que, en el capítulo 5 del Evangelio de Juan, Jesús profetiza la división de los espíritus, entre aquéllos que han hecho el bien y aquéllos que hicieron el mal, así, entre el sexto y séptimo sello, el relato narra la espiritual „imposición del sello a los elegidos de las doce tribus“ y el „triunfo de los elegidos en el cielo“.
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También la visión de los ángeles con las siete trompetas se desarrolla en el „cielo“, Ap. 8, 2 - 11, 19. Las „oraciones de los santos“, que se elevan, y también el „fuego del altar“, que desciende sobre la tierra, así como las mismas trompetas, en tanto que instrumentos sacados de la imaginación, reflejan un plano más espiritual, al igual que ocurre en los sueños con parecidos símbolos. Se encuentra aquí el punto de partida de los sucesos que, acaso en parte, pueden traducirse en lo terrenal, donde toda clase de sombras se arremolinan.
A pesar de su carácter primariamente espiritual y no físico, también aquí se ha intentado hacerlas corresponder, temporalmente, después del sello, p. ej., con „culturas de la trompeta“ terrenales. Ya es difícil encontrar alusiones a la historia cronológica: no sería, empero, descabellado ver referencias a la muerte de los bosques y a los tóxicos en lo que respecta a las trompetas 1 y 2. Con la tercera trompeta no puede evitarse pensar, más de una vez, que esa tea que cae sobre un tercio de las corrientes de agua, de nombre ajenjo, se refiere a Chernóbil. La cuarta trompeta podría señalar una constelación astral, como la que, p. ej., a mediados de agosto de 1987, dispuso a todos los planetas en un triángulo cósmico. Algunos grupos de los círculos de la New Age meditaron entonces, sin hacer referencia al Apocalipsis, pero sí al número apocalíptico de las 144000 personas –para los indios „los guerreros del arco iris- , sobre un supuesto comienzo o estación en el camino hacia una nueva era. La quinta trompeta –la humareda que desprende la fuente del abismo, saltamontes acorazados, cinco meses de tormento- podría dar la impresión de que la guerra del golfo fue (1991), al menos, una señal objetiva de esta trompeta y de su continuidad con la sexta trompeta. La séptima trompeta lleva al „templo de Dios“, de nuevo acompañada de relámpagos, voces y truenos, etc., lo que, una vez más, puede tener un profundo sentido místico.
Con la séptima trompeta aparecen también voces, según las cuales, alcanzado este punto, los reinos del mundo ya son de nuestro Señor y de su Cristo“; al menos en el plano espiritual, se ha decidido ya algo que aún no se ha materializado sobre la tierra. La fuerza de las „trompetas“ son comparables con aquellas de la „transfiguración“(v. Mt. 17 y nuestro correspondiente capítulo) y las enseñanzas al respecto, también en el sermón de la montaña (Mt. 5-7), etc.
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Los „siete truenos" y los dos profetas.
Después de la sexta trompeta „hablan siete truenos“, cuyo mensaje Juan „sella“ y no debe poner por escrito. Entonces, „se mide el templo en el cielo“". Dos profetas son asesinados y son resucitados. Ap. 10 - Ap. 11, 14. Aquí es fácil de constatar un paralelismo con la resurrección de Lázaro en el Evangelio; v. nuestro capítulo al respecto y Jn. 11.
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En todas las fases del suceso se hallan implicadas las fuerzas espiritualmente fundamentales y las diferentes fuerzas antagónicas. El texto se extiende unas veces sobre uno de los lados, otras sobre el otro. La señal en el cielo, la „mujer vestida con el Sol, y la Luna bajo sus pies, y sobre su cabeza, una corona con doce estrellas“ Ap., 12, se refiere inequívocamente a „Sofía“, la madre del cielo o del mundo, y no tiene tanto el aspecto de la madre tierra; véase el capítulo „La primera Pascua de Pentecostés“ en este trabajo. Ya se mencionó su -en parte- presunta relación con María. María vivía en su vejez, también simbólicamente, en una cueva, en la que con anterioridad se había adorado a la diosa madre Cibeles, como aquí, para que trajera lo nuevo. Su „hijo“ en el Apocalipsis –y el hijo de un ser celestial debe verse, ante todo, también como ser celestial –, que más tarde deberá guiar a los hombres con „cetro de hierro“, es decir, con permanente exhortación, entre otras cosas, a su franco interior individual, debe referirse a un modo particular de operar del Cristo cósmico; se puede traducir también por „con vara de hierro“ y entonces no sólo se trataría en este caso de un símbolo regio, sino también de un símbolo de los „bendecidos“ que bien pudiera tener algo que ver con las „legiones celestiales“. Puede hallarse más en el capítulo „Las últimas siete plagas (las copas de la ira)".
Aquí se adivina en parte una relación con el carácter del lavatorio de pies y la anterior unción de María de Betania; v. nuestro capítulo "Cristo y el lavatorio de pies" y el Ev. de Jn., 12,13. También se retoma aquí el motivo del nuevo nacimiento en planos progresivamente superiores de desarrollo.
El „dragón", con sus ángeles negativos, es el reverso de la moneda. Por medio de „Miguel y sus ángeles" son derrotados en el cosmos y expulsados de la tierra. En lo que a ellos respecta, el cielo y la tierra quedan bajo la protección de la mujer.
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También aparecen en esta visión las otras dos fuerzas negativas; en primer lugar, la tratada de forma más antojadiza y frívola; Ap. 13, 1-10; cfr. nuestro capítulo "Las tentaciones" y Jn. 13, 1-10, y Mt., 4, 5-11. Más adelante, en el mismo Apocalipsis, se interpretan las siete cabezas como „siete montañas, sobre las que se sienta la prostituta de Babilonia" y, a su vez, las montañas como „siete reyes“. Los diez cuernos, según se explica en el mismo Apocalipsis, son „diez reyes“, todos de la misma opinión, y que dan su poder a esta bestia.
Debido, en parte, a que las „siete montañas“ podrían recordar, entre otras cosas, a Roma, la ciudad de las siete colinas, hay iglesias libres cristianas que han divisado al Papado en la „prostituta de Babilonia“. Esto parece, sin embargo, demasiado aventurado y, pese a la problemática histórica de la iglesia católica con el resto de la simbología, no claramente respaldado. En Apoc. 18, 11-23 se pone especialmente de relieve una relación con el comercio mundial. (Véase el capítulo "Las últimas siete plagas y el fin de Babilonia.."..) La „imagen" del animal según el siguiente capítulo 14 del Apocalipsis pudiera relacionarse con imágenes (imaginaciones) falsas de Jesús. Puede relacionarse también con la adicción o con la dependencia casi ritual de los aparatos multimediales.
Las intrínsecas fuerzas cautivadoras de esta „bestia“ pueden especialmente desarrollarse a través de la fuerza que se describe en nuestro capítulo "La flagelación"; Jn., 19, 1.
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Aquí tenemos aquella fuerza negativa que se dirige a las imposiciones materialistas Ap.. 13, 11-18; cfr. nuestro capítulo "Las tentaciones " y Mt., 4, 1-4.
La conexión de la marca de los hombres en la frente y en la mano, así como el número 666 en este capítulo, en tanto que requisito para poder comprar y vender, tienen también su claro reflejo en los acontecimientos del mundo. El desarrollo de las posibilidades de la red de ordenadores, las tarjetas de crédito, los códigos de barras, con tres barras dobles como delimitación = 666 en este código, los aparatos para identificación personal por la frente o la mano, ya desarrollados en Canadá o puestos a prueba en un gran ensayo en Malasia, la denominación „La bête" = la bestia, para la antigua Central de Compensación de la UE en Bruselas, un código bancario internacional 666, etc., señalan una tendencia; sin que importe lo inconsciente o conscientemente, a veces incluso, p. ej., jocosamente, que ciertas denominaciones puedan acuñarse. La bíblica „bestia de la tierra" se identifica también con el „ídolo Mammon".
Otra tendencia, aún no resuelta del todo, la representa también el intento de atajar los problemas medioambientales, cada vez más dramáticos, primero con una superficial, ineficiente y técnica política ecológica, y luego, en lugar de adoptar la única y eficaz corrección del rumbo más bien democrático, con una ecodictadura engañosa y tecnocrática. El claro reconocimiento del carácter de estos mecanismos de manipulación debe propiciar su misma resolución. Este proceso guarda un paralelismo con la fuerza que, en relación con la coronación de espinas ya se ha mencionado; nuestro capítulo y Jn., 2 - 3.
También en el capítulo sobre el dragón y las dos bestias pueden hallarse, probablemente, algunas alusiones a acontecimientos presentes, si bien no en todo su contenido. El conjunto se desarrolla, como ya se dijo, no sólo en el plano físico terrenal. En la subsiguiente y renovada visión de los 144000 (Ap..14) aparecen de nuevo varios seres o ángeles, que „vendimian“ dos grupos diferentes de hombres sobre la tierra. Aquellos unidos a la bestia son arrojados al „lagar de la ira de Dios“, es decir, abandonados a los efectos de las leyes de la naturaleza. Sin embargo, téngase en cuenta, que el Apocalipsis no menciona, en realidad, una „condenación eterna“, sino que, en última instancia, todo se puede reencontrar en Dios; y, en el sentido más elevado, todo es abrazado por él. Cfr. Ap., 22 y el capítulo relacionado sobre la „nueva tierra“ en este escrito.
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Aquellos que prevalecieron frente a la bestia y su imagen, reaparecen en la siguiente visión en un plano al que se trata de describir como un „mar de cristal, mezclado con fuego“. Del „templo en el cielo“ vuelven a salir siete ángeles con las „últimas siete plagas“ que, de las „copas de la ira“, caen sobre la tierra, sobre el mar, en las „corrientes de agua“, en el Sol, sobre el „trono de la bestia“, sobre el „Eúfrates“ y en el „aire“ (Ap. 15,5 – Ap.. 21).
Por un lado, se percibe aquí un plano aún más elevado de conciencia; por otro, puede éste estar también provocando una penetración más profunda y más existencial de todos los elementos de la tierra y de los aspectos visibles del cosmos circundante: úlceras, venenos, sufrimiento, fuego, oscuridad, „espíritus negativos“ y una catástrofe mundial con desplazamientos continentales, hundimientos o inundaciones, caídas de meteoritos e, incluso, la división en tres o la destrucción de la civilización materialista de „Babilonia“; Ap., 17 - 18,24. Ya se señaló en el sexto sello una posibilidad o „ventana temporal“ para un suceso en este sentido.
Como base para ello, resulta también posible usar aquí, en última instancia, de grandes espacios de tiempo. Sin embargo, tanto los discursos de despedida de Jesús (p. ej., Marcos, 13), como muchas profecías aparecidas en conexión con el Apocalipsis de Juan, apuntan unánimemente a un acontecimiento central en torno al año 2000 que cambiaría el mundo. (Véase más arriba: Cómo tomar las profecías). Hallazgos científicos, aún no del todo claros en su significado, apuntan en la misma dirección. El sustancial debilitamiento del campo magnético de la Tierra y, junto a ello, el inusual incremento añadido de terremotos y actividades volcánicas, el „incremento en brillo“ del Sol, con independencia de los clásicos ciclos de la actividad solar, así como el curso del máximo, visto en el 2000..., de las actividades solares, indican a las personas que están alerta que algo inusual se cierne.
Tanto en el caso de una repentina y brutal dislocación de los polos magnéticos, como en el de una práctica implosión del campo magnético, de forma que luego reaparezca éste orientado a la inversa, tal y como ya ha ocurrido varias veces en la historia de la Tierra, se produciría una conmoción geológica. Ésta no sólo supondría una nueva situación para la humanidad, sino que introduciría una nueva era en la historia de la Tierra. Si el „cinturón magnético de Van Allen" en torno a la Tierra, p. ej. perdiera temporalmente su probable función de protección frente a partículas y „polvo cósmico“, se podría hacer fácilmente realidad las caídas de meteoritos anunciadas en las profecías.
Con todo, conocimientos propios, entre otros, apuntan a que la destrucción global temida por diversos autores ni tiene ni tendrá lugar, ni en la forma de una tercera guerra mundial nuclear, ni por un completo desastre ecológico, ni como sostiene la teoría del cambio o inversión de los polos del eje de rotación por acontecimientos cósmicos. Los fundamentos de esta clase de visiones han cambiado mucho.
Puesto que realmente están en marcha, por un lado, procesos apocalípticos acordes con los deseos de Dios, pero, por otro, también manipulaciones de muchos procesos naturales por parte sectores de la humanidad y de sus „élites“, anclados en el egoísmo, junto a algunos efectos humanos positivos, podrían resultar inevitables limitadas transformaciones de la tierra hasta una „nueva justificación“ de proporciones astronómicas; junto a los cambios en la humanidad y en su conciencia.
Con frecuencia se han anunciado los planes „anticristianos“, dictatoriales, de algunos que quieren conservar su poder, así como acortar o poner fin a este tiempo ya viejo por medio de una revolución que acarrearía hasta tres días de oscuridad. No se debe, por tanto, despreciar fácilmente esta transformación como mero sinsentido.
En este sentido en la aparición
de la Virgen en Garabandal se profetiza una „gran advertencia" que
muestra sin contemplaciones en su interior a todas las personas del mundo lo que
de sí mismos deben (hacer) superar (cf. Jn., 16:8; Ap., 14:6-20)
si desean conseguir el paso hacia la luz (cf. Jn., 16:13).
Asóciese esto a una manifestación visible en el cielo. En el plazo de un año
después ocurrirá un "gran prodigio (de sanación)" y permanecerá
una señal en Garabandal. Sólo en la medida en que la humanidad no atienda a
ésta, tendrá lugar más tarde el tantas veces anunciado gran
"juicio" (de las "copas de la ira") por el
"fuego del cielo" (véase, además, Mt., 24:28).
(Franz Speckbacher, "Garabandal" pág.120... La mayoría de los
comentarios presentes en la literatura sobre apariciones marianas de fuentes
rigurosamente católicas no deberían hacernos olvidar que los anuncios
proféticos van dirigidos a toda la humanidad). Según
esto debería reconsiderarse todo.
Una posible preparación podría consistir, además de en la depuración de la
propia vida, en rezar ya por una más contundente (purificadora e
iluminadora) acción del Espíritu Santo.
En recientes „mensajes" etc. se habla de una „zona cero“, en la que aquellos lo suficientemente preparados para ello pueden sumergirse en un campo de fuerza cósmico-espiritual –llamado a veces, de forma poco exacta, „anillo de fotones“- y llevar una vida con las propiedades de los „cuerpos de luz“ de más elevadas dimensiones en el plano físico (véase el capítulo "La resurrección" y „El reino de la paz").
Se anuncian también acciones de apoyo, tales como „arrobamientos“ temporales de personas preparadas por parte de Cristo o los ángeles, evacuaciones anticipatorias y otros apoyos positivos extraterrestres. Que cada cual juzgue, por su religión o su propia concepción del mundo, de dónde espera recibir ayuda. Dado que en el cosmos hay tanto luz como sombras, y a la vista de la complejidad del suceso, es conveniente, en todo caso, rogar por la guía de Cristo, y emplear la propia y diferencial capacidad, pues es éste un camino específicamente terrenal en la dirección de la unidad, en relación con lo que viene de arriba con renovadas fuerzas.
Este paso o transbordo consiste esencialmente en la última oportunidad de decidirse en el alma también cada persona individual si desea seguir participando en el proceso hacia "un reino de paz" como tiene Dios previsto para el mundo. Al final de este suceso tendrá lugar la vuelta de Cristo (Apoc.19, comp. con Apoc. 12, Mat. 24, 30; Hechos 1, 6-8): Cristo no volverá meramente en tanto persona del mundo sino en tanto esencia de un suceso exhaustivo, aproximación de Dios, el "cielo" (y el "más allá") y la tierra, el espíritu (y el alma) y el cuerpo. No obstante se describe también un regreso de Cristo en tanto ser real, es decir, no meramente en tanto metanoia realizada en la humanidad por él, como presuponen algunos grupos actuales. Este suceso es importante directa o indirectamente para todas las personas, no solamente para los cristianos. El regreso de Jesús en tanto testigo de los suyos en el juicio divino está reconocido también por el Corán. Por lo demás, por las profecías de otras religiones puede colegirse que sus profetas llegarán a desempeñar también una nueva función y ayudará a sus seguidores.
No conviene, en esta fase del Apocalipsis, ningún tipo de remordimiento. Aparece más bien como parte de un concepto lógico en sí mismo encaminado a un nuevo nivel de la vida sobre la Tierra. El reto es vivirlo, dondequiera que sea, como una elevación general, por medio de la cual todo se encontrará, en última instancia, en el sitio o plano oportuno para su propio desarrollo. Quien de buena voluntad asuma para sí aquellas fuerzas, renovadoras y necesarias, y las ponga en práctica, puede experimentar mejor lo positivo de todo ello, aun siendo también sensible al sufrimiento del mundo. Quien, por contra, no consiente dentro de sí lo nuevo, lo vive como algo que golpea desde el exterior. Éste es, verdaderamente, el carácter del „juicio“ o del „día final“ en el sentido del Apocalipsis. El hombre posee una enorme libertad de decisión, pero, tal y como ocurre en la vida, llega un momento en el que debe haberse ya decidido, de lo contrario, no cabe ya decisión alguna al cabo; los „tibios" no están, en el contexto del Apocalipsis, bien vistos (véase en "Las siete iglesias" con suplemento). En el camino que conduce finalmente a la unidad, la división de los espíritus es parte también del suceso del Apocalipsis.
Las „siete plagas" –la séptima termina con una voz del cielo „Se ha realizado"– se corresponden con la crucifixión y lo que allí se dice „Se ha cumplido", v., p. ej., Jn.. 19, y nuestro capítulo al respecto..
Mística o comprensivamente, hoy se puede ya experimentar cómo la Tierra sufre y grita pidiendo ayuda, sí, cómo se prepara para este „difícil parto“. La crucifixión, el „sepulcro“, en tanto que tránsito hacia la resurrección, concierne hoy a toda la Tierra, y, por sus efectos, la excede. También aquí parece señalarse, al igual que ya se mencionara en los pasos de los Evangelios, que el tránsito desde la crucifixión, pasando por un estado más allá de la vida y la muerte, hasta la resurrección, hoy actúa como unidad; de manera que, visto de este modo, los pasos de las „últimas plagas“ pueden transcurrir sin una catástrofe „que aniquile el mundo“.
Puesto que la revelación no muestra una película que se realice mecánicamente sino un complejo proceso (véase el capítulo introductorio del "Apocalipsis") puede suceder que el suceso real exterior se encuentre bastante más avanzado de lo que a algunos pudiera parecer, a aquellos quienes acaso miran fijamente tan sólo a uno u otro detalle que (aún) no se haya cumplido. En otros sectores ya se dan algunas plagas que el Apocalipsis en absoluto menciona en esta forma tan avanzada ya.
Lectura suplementaria: también los nuevos libros de Wladimir Megre sobre la blanca mujer siberiana Anastasia (Wega-Verlag, Neufelderstr.1, D-67468 Frankeneck) contienen el convencimiento de que los antiguos planes de la catástrofe mundial son modificables; y el objetivo es optimizarlo todo con ayuda de los hombres y en sintonía con Dios. Pero esto no significa que todo pueda proseguir como hasta ahora. (Caminosdecristo.net no se hace responsable de las páginas web -y libros- de terceros y no respalda necesariamente todos y cada uno de sus variables contenidos.)
Pregunta:
¿Deseo que Jesús aparezca de nuevo claramente según está profetizado,
transformando la vida humana y el mundo?
*Escenarios de futuro (aleman / ingles).
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Tras el paso por el tiempo de las „siete plagas“, se prosigue con la visión cósmica de Cristo que vuelve bajando del cielo – „llamado el Fidedigno y el Veraz"– con su „ejército“ hombres vestidos de blanco. No se refiere con ello a los pseudo-Cristos humanos actuales. El „falso profeta“ (con falsas / unilaterales concepciones de Jesús...) es derribado. El „reino de los 1000 años“ que ahora ha de instaurarse —Ap. 20, 1-6— no es un imperio. Justo la „gran máquina“ social, las fuerzas negativas externas y sus manifestaciones son desterradas.
Aquí encontramos también el juicio espiritual. Aquí ha de corregirse una
traducción extendida y que lleva al error y la confusión:
Apoc. 20, 4: "También vi las almas de los que habían sido
decapitados a causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a todos
los que no habían adorado a la Bestia ni a su imagen, ni habían recibido su
marca en la frente o en la mano. Ellos revivieron y reinaron
con Cristo durante mil años".
En realidad aquí literalmente dice "vivieron" en lugar de
"revivieron" (compárese, por ejemplo, con la nota a pie de página de
la Biblia Elberfelder). Esto, en el caso de las "almas .." puede
ciertamente significar un „revivir" pero en el caso de aquellos que
"la Bestia ... ni habían recibido..." también puede significar el
seguir viviendo en la tierra. Es decir, de estos últimos no se entiende que
hayan de morir todos.
Este estado revela un paralelismo con la resurrección de Cristo (Jn. 20-21; y nuestro capítulo al respecto). Incluso en el propio texto se lo llama la „primera resurrección“.
Las fuerzas negativas, sin embargo, no han quedado disueltas por completo; también se debe continuar tratando las imperfecciones de los hombres individuales, lo que, pese a todo, es ahora más fácil.
Después de „1000 años“ aparecen en aglomeración los restos de las fuerzas negativas para luego ser disueltas por completo (Ap. 20, 7-10). Véase también el próximo capítulo.
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Tras el „Reino de los 1.000 años" viene
el "Juicio Final", también sobre los muertos: "Se abrieron los
libros", registros ultraterrenales sobre todo cuanto había pasado en la
vida, y "otro libro..., el Libro de la Vida", el verdaderamente
decisivo, la evaluación de la vida o el nivel de desarrollo son sus fundamentos.
Sólo tras el fuego devorador sobre el ejército otra vez seducido y tras
arrojar al „diablo a la charca ardiente" (según Ap. 19, 19 - Ap. 20, 3,
ahora en Ap. 20:11-15) se acerca el nuevo cielo y la nueva tierra (Ap. 21-22) .
No se esclarece a qué periodos se está refiriendo.
El lema de Cristo es „Contempla, hago nuevas todas las cosas": sin excepción. -Ap. 21, 5- También esta „recreación“ tiene, empero, similitudes con lo que previamente se había desarrollado ya en el individuo y, a gran escala, en el sentido de los valores imperecederos. De aquí que la acción diaria sea también importante para aquellos que hoy esperan próximos acontecimientos apocalípticos.
Con el nuevo cielo —que se menciona en el texto antes de la nueva tierra y de la nueva Jerusalén— se hace alusión tal vez a una especie de cósmica ascensión al cielo. (Cfr. la ascensión al cielo de los Evangelios, Lc. 24, Mc. 16, y nuestro capítulo al respecto). Si hasta ahora la descripción había girado en torno a la tierra, el significado del acontecimiento para el „cielo“ visible e invisible toma ahora el protagonismo. No se alude aquí al cielo eterno de Dios, más allá del espacio y del tiempo —éste permanece inalterado—, sino a los mundos creados. Podría resultar que el pequeño planeta Tierra, incluso a escala cósmica, no sólo sea una „tierra de desarrollo“, sino que, en la solución de su problemática, tuviera una tarea muy específica y de largo alcance. Así, la problemática ocasionada por la gran libertad del ser humano y su gran complicidad con lo material no tendría, según Lorber y otros autores, por qué hallarse en todos los mundos potencialmente „habitados“; ni tampoco las fuerzas negativas que, según las visiones de Juan, son arrojadas „sobre la tierra“ y luego a su „estanque de fuego“. De igual forma que Jesús tuvo un efecto sobre la humanidad, así, el correspondiente tránsito de la entera humanidad o de la tierra con Cristo tendría con seguridad un efecto renovado y prolongado.
Así pues, la renovada „nueva tierra“, y el suceso a ella vinculado del descenso de la „nueva Jerusalén celestial“ sobre esta tierra, puede compararse con el suceso de la Pascua de Pentecostés (Hechos de los Apóstoles), si bien, en este caso, a escala cósmica. No es ésta la Jerusalén geográfica. La tierra está en interrelación con el cosmos circundante en planos muy diversos.
„Y ya no habrá nada proscrito - otras traducciones: ninguna oscuridad, etc. -, ...y el trono de Dios y del cordero estarán dentro" (Jn. 22:3). En consecuencia, esto significa que aquí se redime incluso a las fuerzas negativas o letales, y se pone fin a las fracturas del mundo. Por primera vez aparece aquí el mundo como un todo consciente, un estado que, si bien intuible mediante visiones como 'en la cercanía de Dios', resulta indescriptible. Una débil muestra de este estado sería aquel momento en el que desde algún punto de nuestro interior podrían experimentarse todos los demás puntos, una experiencia que puede aparecer sobre en el camino; „todo en uno". En Dios ya existe una unidad mayor del todo.
El divino modelo de la creación –el alfa– y la nueva creación con todas las criaturas unidas, de nuevo y conscientemente, con todo en Dios –el omega– resultan coincidentes y, sin embargo, permanecen como el alfa y el omega. El „fin“ es, por tanto, algo más que el principio, aunque el principio ya lo contuviese todo.
En tanto que tendencia que, pasando por todos los estados, se dirige hacia la coincidencia, esta orientación del acontecimiento puede también reconocerse en menor escala, p. ej., en los propios hombres.Téngase en cuenta, por lo demás, que, p. ej., en la visión de R. Steiner, el acontecimiento de la „nueva tierra“ hace referencia a una de las tres sucesivas „encarnaciones de la tierra“ que tienen lugar en enormes intervalos de tiempo. Sin querer tomar postura sobre esta teoría, dígase, en cualquier caso, en torno al carácter de la „nueva tierra“ que, éste, tal y como se describe, resulta de otro proceso, similar –comparativamente- al de un ritmo de encarnaciones, tal y como, p. ej., en la cosmología hindú, se establece para los planetas, etc., y hasta para el entero cosmos. Tomado con todo el rigor, transcurre éste por encima de todas las formas conocidas o presuntas de generación y muerte, siempre en „octavas“ mayores, como en „espiral“.
La opinión de algunos teólogos, según la cual el Apocalipsis es tan sólo una parábola admonitoria sin ningún carácter objetivo, palidece ante la mera consideración de los acontecimientos posibles hoy día.
Para ilustrar sus puntos de vista, Jesús extrae las parábolas de los Evangelios de la vida de los hombres. Más tarde, aún durante su vida terrenal, ante los discípulos, Jesús enfatiza que ya no les habla en parábolas, sino directamente. El Apocalipsis no está sacado de la vida de los hombres; allá donde, en el propio texto, se ofrecen interpretaciones, se trata de directas „correspondencias“; es decir, en el plano de conciencia de que se trate, lo visto está ahí, „realmente existente“, tal y como ocurre en la actual investigación espiritual, p. ej., de R. Steiner. El Apocalipsis, sin embargo, también exhorta; p. ej., a pasar de una teo-logía a una „teo-praxis“; a contemplar lo que está en el aire, y „a contribuir a que Dios se muestre en el presente de cada uno“. Dios también actúa por medio de las personas, lo cual no tiene nada de los actos fortuitos o discrecionales humanos: el ser humano no debe jugar a Dios o al Apocalipsis. El desarrollo humano, grosso modo, puede acompasarse cada vez más al plan de Dios - al programa de la creación.
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Lo genuinamente cristiano es Jesucristo mismo y, junto a él, buscar uno por sí mismo, en su interior, el vínculo con el Cristo presente ("Buscad y encontraréis"); tomarse en serio el diálogo interior con él y de ahí sacar iniciativas puede ser el camino más directo para llegar a comprenderlo y mostrarlo. Ojalá que estos artículos estimulen a los interesados en ello.
Otro camino, ligado, sin embargo, con el ya mencionado como el camino „más directo“ es percibir aquellas cualidades específicas que Jesucristo nos aportó, y trasladarlas poco a poco a la propia vida. Ojalá que los pasajes, reelaborados y en negrita, de estos artículos contribuyan a ello.
Estos diversos rasgos, que podrían ampliarse, tienen en común que Cristo permanece, abiertamente, más allá de las parejas de contrarios (dicotomías) de este mundo. Él no mezcla sencillamente los dos lados correspondientes, sino que las posturas que sugiere son siempre un „tercer camino“ que, desde otro plano, pueda incluir, con la transformación de lo ya esclerotizado , lo provechoso, pero no lo viciado, de cada lado.
Véase, al respecto, la tabla del final.De los rasgos individuales considerados se desprenderían también otras consecuencias para las actuales confrontaciones sociales de viejas y nuevas tendencias. Muchos de estos grupos expresan, al menos en un punto y a un respecto, algo necesario, y que otros grupos, p. ej., enredados en las anticuadas contraposiciones entre izquierda y derecha, no tienen en cuenta. Las confrontaciones entre lo viejo y lo nuevo no desaparecían, al menos no en un tiempo apreciable; pero en lugar de los rígidos frentes con aparentes contradicciones, se daría pie al diálogo; y las líneas de confrontación se enmarcarían en el lugar que les corresponde; por ejemplo, cualquiera puede servir a Dios o adorar al dinero. De igual forma, se reunirían más fácilmente aquellos hombres apropiados para construir juntos nuevos proyectos: proyectos que no terminarían de nuevo en serias parcialidades. Lo no apropiado se agruparía de nuevo.
Toda otra consideración de estos artículos puede, además, más allá del estudio, ganar un carácter práctico, en correspondencia con la intensidad y el desarrollo individual; incluso aunque algunos de los puntos de vista generales al respecto se hallen desperdigados y no se repitan en cada capítulo.
Esta forma de indagación va más allá de la costumbre de muchas corrientes, teológicas o de otro tipo, de „usar“ a Jesús siempre en pro de sus bienintencionados, pero también unilaterales puntos de vista; han enfatizado para ello aquellos pasajes que encajaban en su particular concepto, descartando, reinterpretando o ignorando los demás. Ya los mismos autores de los Evangelios durante los primeros siglos reconocieron, al menos en un primer momento, que se podía describir mejor el carácter polifacético de Jesús, invocando para ello varias fuentes. No eran tan necios como para no haber apreciado la discrepancia entre ellas. Por contra, a algunos teólogos modernos les ha parecido gran descubrimiento que puedan derivar de un Evangelio transmitido oralmente, p. ej., del así llamado „fuente Q“, diferentes fuentes con diferentes puntos de vista; lo que está unido igualmente a la precipitada pregunta, y a la decisión correspondiente, sobre quién de los autores pudo haber tenido más „razón“. Ha de admitirse que, a su manera, casi todos ellos pueden llevar „razón“, una vez se eliminen sus particulares parcialidades. Esto podría ser un nuevo impulso para la „Ecumene“.
Las personas de otra procedencia religiosa o ideológica pero positivamente receptivas a una aproximación cristiana, ni eclesialmente esclerotizada ni superficial, o que al menos puedan hallar en ella algo con sentido, pueden, con seguridad aprender algo de ello; tal y como el autor de este capítulo aprendió a conocer y valorar las más diversas corrientes. Hoy, sin embargo, algunos representantes de otras religiones perciben mejor las caras materialmente difíciles de explicar de Jesús que muchos teólogos cristianos histórico-críticos. Algo que debería hacerles pensar a éstos.
Por lo demás, Cristo, de todos modos, no puede ser monopolizado por las comunidades religiosas del „cristianismo“. El modo en que se nos presenta puede darles a los hombres la fuerza para la unidad en la diversidad: amor y el más profundo deseo de comprensión, una fuerza armonizadora. Tal proceder no enrasa todas las diferencias, sino que conserva con primor lo compatible al tiempo que, verdaderamente, deja ver lo inconciliable. Los cristianos de todo el mundo han escatimado muchas veces esta fuerza de Cristo en pro de una convergencia / aproximación de las diferentes corrientes. También en interés de la salvación de la tierra, ya es hora de que los cristianos emprendan un nuevo y profundo examen de conciencia sobre su verdadera misión, dando por hecho que, en tanto que cristianos, quieren realmente entenderse.
Los
"arquetipos" (modelos, símbolos) de la historia más temprana -
elucidó por la biblia - a Jesús, y al futuro: en
inglés / en
alemán.
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